El sintagma nominal se compone de un determinante y un
nombre, según la regla:
SN—Det. + N
Además, en la estructura superficial desaparece el determinante.
Pedro Salió ayer
Comimos naranjas
Envió regalos a Juan.
Ahora se debe señalar que otras veces el nombre desaparece de
la estructura superficial y el determinante se convierte en el sustituto de todo
el sintagma nominal. Esto sucede cuando el nombre se encuentra en la mente de los
hablantes y no hay dificultad de comprensión al suprimirlo.
El lechero ha venido temprano.
Él ha venido temprano.
Esta casa me gusta.
La gramática tradicional llamaba a estos determinantes pronombres
y decía que sustituían al nombre. Como
puede comprenderse fácilmente, el llamado pronombre no sustituía al nombre,
sino al sintagma nominal completo.
Los niños juegan en el parque.
Ellos juegan en el parque.
La gramática moderna plantea que los pronombres así
concebidos no existen. Lo que existe son los determinantes pronominalizados que
por una transformación de sustitución pasan
a desempeñar la función de pronombre en la estructura superficial. El nombre
permanece en el sintagma nominal de la estructura profunda.
Sólo partiendo de ese enfoque podemos llamar pronombres a
los determinantes pronominalizados: sabiendo que pertenecen a la estructura
superficial y que en la estructura profunda se mantiene el sintagma nominal.
Son determinantes en construcción pronominal.
Según esta aclaración, podemos hablar ahora de pronombres y
de sus distintas clases:
Personales: él, ella, ellos, ellas, etc.
Demostrativos: éste, ésta, éstos, éstas, esto, ése, ésa, ésos,
ésas, eso, aquél, aquélla, aquéllos, aquéllas, aquello.
Indefinidos: alguien, nadie, algo, unos, varios, etc.
Numerales: uno, dos, tres, etc.
Posesivos: mío, tuyo, suyo, etc.
Interrogativos: qué, quién, quiénes.
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